Por Daniela Ramírez Harboe.
Era un día perfecto en Venezuela para salir de paseo con la familia. Fue así que decidimos ir a la playa. En ese lugar había un cartel que decía "playa no apta para el baño"; pero luego de ver que no habían olas, nos bañamos igual.
De un segundo a otro vinieron olas que sobre pasaban la altura de mi padre, inmediatamente él me subió a sus hombros para que así yo pudiese respirar. De pronto sentí que mi padre me lanzaba y nuevamente me lanzaba para poder sacarme de la orilla, pero la ola de nuevo nos arrastraba; en ese momento alguien me agarró el brazo.
Luego de unos segundos ya me encontraba en la orilla, pensando que sólo en pocos minutos, se podría haber terminado mi vida junto con la de mi familia.
Fue una experiancia inolvidable... una verdadera pesadilla!
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