domingo, 20 de junio de 2010

Misión a Cumpeo

Por Consuelo Rodríguez Cofre.


Partimos el día viernes 9/04/10, con la misión de ir a construir medias aguas para todos aquellos que quedaron sin un techo donde dormir. La organización era dirigida por alumnos de la Universidad UNIACC, de distintas carreras y años. La universidad nos apoyó con las ganas de ayudar y tomaron en cuenta lo que ibas a hacer, y apoyándonos con la asistencia, ya que todo alumno de la universidad UNIACC que fuera a participar no perdería asistencia.

El viaje hasta Cumpeo duró 4 horas y fuimos trasladados por un mini-bus de la universidad. Cuando llegamos a Cumpeo nos alojamos en carpas dentro de un gimnasio. Ahí dormimos todos los días junto con nuestros compañeros de trabajo para luego levantarnos a las ocho o nueve de la mañana.

Los primeros días fueron de prueba. Nos tuvimos que bañar con agua helada, dormir en el suelo (en carpas claro), tomar un desayuno y luego cenar cuando llegáramos del trabajo. Pero a pesar de esos detalles, todos pudimos superarlos y seguir levantándonos todos los días a trabajar.

El trabajo consistía en cargar paneles a los camiones y luego bajarlos. Otros grupos iban a la construcción de medias aguas a distintas zonas de Cumpeo o comunas cerca de esta.

Uno, dos, tres y levantábamos un panel, caminen con cuidado, ¡fuerza, fuerza ¡. Eran las palabras que escuchábamos todos los días, o en las mañanas: despierten son las ocho los camiones llegan a las nueve ¡levántense¡

Los días se nos pasaron volando y las amistades y gratificación que ganamos cada vez que entregábamos medias aguas era fantástica. Con decir que una de las casas donde entregamos paneles, el abuelito estaba de cumpleaños y se puso a llorar, más que le cantamos el cumpleaños feliz lo abrazamos hasta nos sacamos una foto con él. Esos son los recuerdos que creo yo que todos tendremos por siempre.

Si me preguntaran si quisiera volver a Cumpeo a seguir trabajando, yo diría de todas maneras que sí, porque lo que hicimos vale el sueño, el cansancio, los dolores musculares, los sustos, todo, todo eso vale. Ya que ver sonrisas en las personas, y que los niñitos más chicos que no tienen casa te tiren besos, o te hagan una simple señal con la manito, te motiva a seguir trabajando por ellos y por todos aquellos que lo necesitan.

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